domingo, 8 de enero de 2012

El hombre del bicentenario

-¿Crees que vale la pena perder tu dinero por ese galimatías?
-La libertad no tiene precio, señor.-dijo Andrew- Incluso la posibilidad de obtener la libertad vale ese dinero.

-En este tribunal se ha dicho que solo un ser humano puede ser libre. Yo diría que solo quien desee la libertad puede ser libre. Yo deseo la libertad.

Esto son fragmentos de "El hombre del bicentenario", de Asimov, el relato corto. No es "El hombre bicentenario", como dice alguna gente, ya que este es un relato que le encargaron a Asimov por el bicentenario del naciemiento de EEUU, pero como no se le ocurria nada relacionada con el bicentenario escribió esto.

-He escogido entre mi propia muerte y la muerte de mis aspiraciones y deseos. Dejar que mi cuerpo siguiera viviendo a costa de esa muerte mayor habría sido violar la 3ª Ley[...] Si consigo la humanidad habrá valido la pena. Si no lo consigo, habrá terminado mi lucha por conseguirla, y también habrá valido la pena.

Una última idea fugaz acudió a su mente y permaneció allí un instante antes de que todo se detuviera:
-Pequeña señorita-susurró, en voz demasiado baja para que alguien le oyera.

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