martes, 30 de octubre de 2012

Alfredo: Te contaré una historia. Sólo para ti, Toto. Sentémonos.
Hubo una vez un rey que dio una fiesta. Las más hermosas princesas asistieron. Un soldado de la guardia real vio pasar a la hija de rey. Era la más adorable, e inmediatamente el soldado se enamoró. Pero, ¿qué era un simple soldado al lado de la hija de un rey? Un día el soldado se las arregló para verla y le dijo que ya no podía vivir sin ella. La princesa quedó tan impactada por la profundidad de sus sentimientos que le dijo: "Si puedes esperar por 100 días con sus noches bajo mi balcón yo seré tuya". Dicho esto, el soldado salió y esperó un día, dos... luego diez, veinte. Cada noche la princesa lo buscaba y allí estaba él, sin moverse. Siempre allí, lloviera o relampagueara. Las aves se posaban en su cabeza, las abejas lo aguijoneaban, pero él no se movía. Después de 90 noches, se veía seco y pálido. Brotaron lágrimas de sus ojos. No pudo detenerlas. No tuvo ni siquiera fuerzas para dormir. Y todo ese tiempo, la princesa lo observaba. Cuando la nonagésima novena noche llegó... el soldado se levantó, tomó su silla, y se marchó...
Toto: -¿Qué? ¿Justo al final?
Alfredo: -¡Justo al final, Toto! No me preguntes qué significa, no lo sé. Si logras descifrarlo, me lo dices.

Cinema Paradiso.

domingo, 28 de octubre de 2012

Me aburro

Mi piace andare piano, piano,
como Constantino Romero
because like this
because like this si arriva lontano.

Cuando desperté, ¡qué triunfo!,
entendí que había sido capaz de ganar
a cien millones de hombres perezosos en pijama.
Y había nivel, y trampas.
El segundo quería hacer algo de provecho,
pero volviose a la camita a acostar.

Hoy voy a decirlo: ¡cómo me aburro!
Y tú ya no puedes entretenerme.
Soy un ser divino, ven a arroparme.
¡Qué mala suerte aburrirme tanto!

Luego salí, ¡qué trauma!,
percibí que aquí fuera no había diversión,
yo no iba a ser el rey de la fiesta.
Algo más tarde, ya noche,
me juré no volver a olvidarlo jamás,
fui el ganador del gran circuito de Lo Mónaco.

Hoy voy a decirlo: ¡cómo me aburro!
Y tú ya no puedes hacerme entretenerme.
Soy un ser divino, ven a arroparme.
¡Qué mala suerte aburrirme tanto!

Oh, el síndrome Loserdad,
la vida te sentó en un sillón,
contando todo tipo de traumas.
Oh, podrías pensar un rato en él,
quería hacer algo, recuerda como te empujaba.
Y quedó aburrido, uuuhhh ...

Hoy voy a decirlo: ¡cómo me aburro!
Y tú ya no puedes hacerme entretenerme.
Soy un ser divino, ven a arroparme.
¡Qué mala suerte aburrime tanto!

Di no al aburrimiento, sin aburrirse, sin aburrise, no al aburrimiento.
Sillón contra Camita,
aburrimiento es lo que impera.
Qué simpático, simpático, carismático, simpático.
Sillón contra Camita,
tus loserdades a la hoguera, ¡ya! 

(Pues eso, que me aburro mucho, siento esta "cosa", por llamarlo de alguna forma. Rezad por mi alma inmortal.)

Microrrelatos

-Ponte este colgante al lado del corazón, si lo haces nada malo te podrá pasar.

Por desgracia no sabía que debido a una enfermedad congénita carecía de corazón.

domingo, 21 de octubre de 2012

1999

Se cierran los capítulos y no se puede hacer nada. Se cierran de manera paulatina, pero no nos damos cuenta hasta tenerlos delante de los ojos, cuando casi podemos tocarlo con la nariz. Todas las señales que nos mandó mientras agonizaba han pasado desapercibidas, o nos hemos engañado adrede, intentando ignorarlas para disfrutar ingenuamente de los últimos momentos. Y ahora me veo aquí sentado, frente a ti, intentando congelar cada instante, siendo increíblemente consciente de que son los últimos.

Quizá pueda guardarlos, quizá pueda salir de aquí sonriendo y no tener que tirarme en el primer banco que encuentre, o apoyar la cabeza contra la pared de cualquier edificio que me cruce, mientras lucho por seguir de pie. Pero no es así.

Somodgy

Lleva este titulo porque está inspirado en esa gran canción. Y como casi siempre Somodgy tiene razón. Solo queda ser uno. Uno y no más, supongo.